Sólo se escuchaban mis pasos. El día recién se abría y las pequeñas calles me marcaban un camino antojadizo que estaba dispuesta a seguir sin temer a perderme. Sidi Bou Said se me mostraba como un gran laberinto tunecino, habitado por gente silenciosa y prudente. El sol encandilaba contra el blanco de sus paredes, y los colores de las artesanías que las decoraban luchaban en franca competencia.
Foto a foto me fui abriendo paso, desenredando un camino que no tenía claro, pero que contaba con un destino obligado: descubrir la fortaleza construida en 1912 a orillas del Meditarráneo, donde el sol se ve reflejado durante el atardecer como en ningún otro lugar.
Pero faltarían horas para aquel encuentro, mientras tanto yo seguía perdida en aquel rincón del universo que había logrado fundir en su arquitectura el secreto mejor guardado: el de detener al tiempo.
Foto a foto me fui abriendo paso, desenredando un camino que no tenía claro, pero que contaba con un destino obligado: descubrir la fortaleza construida en 1912 a orillas del Meditarráneo, donde el sol se ve reflejado durante el atardecer como en ningún otro lugar.
Pero faltarían horas para aquel encuentro, mientras tanto yo seguía perdida en aquel rincón del universo que había logrado fundir en su arquitectura el secreto mejor guardado: el de detener al tiempo.
Gracias por esta entrada, necesitaba un pedazo de tranquilidad y relax esta mañana. Gracias por regalarmelo mezclado con arte.
ResponderEliminarSaludos
Túnez siempre tan increible. Unas fotos muy lindas!!
ResponderEliminarGracias por ofrecernos tu arte.
Saludos!!!
Excelentes!
ResponderEliminarUn lujo!!
Muchas gracias por sus comentarios! Los invito a Casablanca, acabo de subir una entrada! :)
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